He decidido mirar por la ventana.
Todo cae mientras yo miro por la ventana.
Mientras me caliento el pecho con el sol.
Miro las telarañas entre las rejas
finas, tornasoladas.
Miro las volutas de hierro, sencillas
las que eligió Rodolfo.
He decidido mirar por la ventana
de esta casa enorme.
Acá iba a crecer un hijo nuestro.
Las piñas se amontonan en los árboles.
Acá íbamos a tener una pileta.
Y el color de las paredes iba a ser arena.
He decidido mirar por la ventana.
Inmóvil en la silla, como en un hospicio.
Ver los rosales plantados y olvidados
que crecieron sin darnos una flor.
Los yuyos del invierno, las agujas
que caen de los pinos, las gramillas.
El gris de los ladrillos que costaron tanto.
He decidido mirar por la ventana.
Repasar en silencio la alegría perdida
con esta ropa vieja de todos los inviernos.
Mi hijo es perezoso.
Se preocupa por banalidades
como yo.
Nos entendemos.
Me preocupa escribir con pretensiones,
nos preocupa cuando el gato no aparece.
El día más largo del año
coaguló a mediodía.
O tal vez se rompió la bolsa
del alivio.O tal vez
se rompió la bolsa del abismo.
Pero algo cuajó
y nos callamos.
Por fin.
Carina Sedevich, Nació en 1972 en la ciudad de Santa Fe y reside en Villa María (Córdoba). En 1998 publicó la plaqueta "Una nube decapitada y grave" - Editorial Radamanto y el libro "La violencia de los nombres" - Editorial Fe de ratas. El año 2000 publicò los libros "Nosotros no" y "Cosa dentro de otra cosa" - Ediciones Litote. Se desempeña como docente en la Universidad de Villa María.