Se cierra el cuarto año de la bandada. Cuatro años de nadar en estas aguas, a veces más frías, otras más cálidas, más
súbitas, más bajas, al medio del mar o al borde de las costas.
Y aunque siempre nuestra
imagen estuvo ligada a los vuelos, esta vez queremos agradecer a los nadadores. A los que nadan por ardor, por supervivencia, por salvataje. A los que nadan y
a los que bucean. A los que nadan por afición, a los que nadan por salud, a los
que nacieron en el agua. A los que se largan con lo puesto y a los que toman el
recaudo de las gafas y el gorro, a los que parecía que jamás se atreverían, a
los que nos dijeron de su terror al agua y a sus algas.
Agradecer a los amigos, de
lejos, de cerca, presentes una y otra vez, a los ausentes físicamente pero aquí
entre nosotros de otras formas más sutiles. A los poetas con los que
compartimos el arte más fácil para nosotros que es la escritura y el más
difícil que es el arte de la tolerancia, el arte de la inclusión, el arte de la
ilusión, el arte de la comunicación a otros niveles que lo escrito o lo
hablado, la comunicación de las miradas, del aplauso o del silencio, de los
gestos, de las acciones, de la contención y del abrazo. Agradecer a los poetas
que cumplen todas las consignas semanales por lo en serio que se toman su
libertad, y porque habla muy bien de sus compromisos, y agradecer a los poetas
que no cumplen ninguna consigna por lo en serio que también se toman su
libertad y que habla muy bien de su rebeldía con la vida.
Gracias a los que vienen
todo el año, y a los que vienen de vez en cuando. A los que han venido con el
frío de Junio (el único mes de frío),a los que han fumado en la puerta con la
oreja pegada al vidrio. A los que han filmado y han registrado momentos únicos,
a los que han aparecido en esas filmaciones bailando, cantando, acompañando,
llorando, emocionándose. Gracias a los boletines, a los que toman de la bandada
o ponen en la bandada brotes para seguir sumando cosechas de acción y
pensamiento poético por todos lados.
La idea de la bandada es la
de un café que haga también de colectivo artístico, que vaya borrando antiguas
concepciones ligadas a las asociaciones, dependencias, comandancias,
ghettos, cremas, instituciones,
jefaturas, fundaciones, monumentos, gabinetes, ministerios y que pueda servir
de trampolín o fondo, de lugar de ensayo o de premiere de sus expresiones
artísticas, de escenario, de refugio, de banquete, de misa, de paso, de escape,
de barco, de isla, de música, de encuentro, de encuentro, encuentro.
Que el año próximo nos encuentre a todos con más fuerza, con más entusiasmo, con más generosidad.
Allí nos vemos.