domingo, 21 de septiembre de 2014

Yolanda Gozalvez - Manifiesto




Imperturbable
en su corazón que ya no indaga
que acaso llore lágrimas de arena
en su ojo de ensueño y piedra
o clame por una transformación de
paradigmas.
La Gran Esfinge, mira
al andar y desandar del hombre
camino al exterminio.
A Lucifer sentado en el pedestal del Norte
lustrando sus cuchillos de azufre.
Como un lanzador de circo
que mueve las arterias de naciente a poniente
surcando corredores por los meridianos…
Ya no quedan ranuras por donde se filtren sueños
dobladas las cabezas sobre espumas de légamo.
Los cuchillos cruzan de oriente a occidente
excavando el espacio, triturando la tierra
América , la nuestra, ardida de banderas
con las manos en llamas y el corazón alerta
y no son los cuchillos de la fragua de Lorca
que sabía lanzarlos, sin dañar las estrellas.
Ya no alcanzan los ángeles
para calmar el hambre, el espanto y el miedo.
Se descascara el polvo cósmico de envíos
y cae la rapiña sedienta de miseria
que se engulle los restos de la piedad dormida.
-Por carriles de lodo se están yendo las flores
con el último niño que jugará
sobre una perfumada roca-
¿Ya no habrá más senderitos ni rutas estelares?
¿Los arcángeles se niegan a mandar los mensajes
y estremecidos, guardan, sus signos
y sus ángeles?
¿Alcanzará el poema y el poema de todos
para cerrar la herida

abierta en este mundo?



Yolanda Gozálvez, nació en Santiago del Estero, Argentina. Luego dejó su terruño en la juventud y se instaló en RÍo Tercero. Actualmente reside en Córdoba capital. .  Ha publicado: Pan casero, (1985); Incendio y Arenisca, 1994; y  Dos puntos en la niebla, 2001.  Compartió numerosas publicaciones con autores cordobeses: El Caldero de los Cuenteros I, II, y III; “Voces de Córdoba”, “Expresiones” y “Antología Siglo XX”.  Colaboró en “Semanario Tribuna” de Rio Tercero y obtuvo numerosos premios en poesía y narrativa.





















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6 comentarios:

  1. Me olvido de entrar a comentar, pero cuando lo hago, agárrense. Ya pasé por varias páginas y entro acá y me encuentro con este sentido, maravilloso poema. Y las fotos y el homenaje a su escritura supongo, a su actividad, a la vida por consecuencia.
    No conozco a la autora pero me quedo con estos versos que me dolieron: Ya no alcanzan los ángeles para calmar el hambre el espanto y el miedo.

    Andrea Casas

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  2. A veces se nos pasa decirle a una persona lo mucho que la queremos. Es el caso de Yoly, de intensa vida, como intensa su poesía, cada uno de sus versos. Y siempre desprendemos de ella su reflexión, la madurez, ese llamado de atención para que estemos bien despiertos ante la vida.
    Es un gusto leerla, aprender y aprehender de ella todo lo mágico que tiene para entregar.
    Y agradecer a mi compañera de proyecto, Laura García del Castaño, por estas fotos que son "una pinturita".

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  3. Buena pregunta la del final, excelente el poema y la palabra siempre triunfando aún en los interrogantes.

    Federico Gonzalez

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  4. La poeta se pregunta ... "¿Ya no habrá más senderitos ni rutas estelares?""... ¿Alcanzará el poema y el poema de todos

    para cerrar la herida


    abierta en este mundo?"
    Que se quede tranquila Yoly; su "ser y estar" en la poesía y con nosotros en La Bandada "es un senderito de luz" y si bien el poema nunca alcanza a cerrar la herida ( es más, de la herida nace) hace vivible el mundo. Abrazo grande, grande. Jorge L. Carranza


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  5. No sé con qué quedarme, si con el poema tan lúcido, tan logrado o el comentario que me antecede, que viene por lo visto, impregnado de afecto además

    Irene Laje

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  6. En nombre de mi madre agredezco las bellas palabras que la incentivan profudamente. Gracias!!
    su hija Marcela

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